El título de la Liga Central obtenido este sábado por los Carpas de Hiroshima, que se coronaron campeones del circuito por primera vez en 25 años tras derrotar 6-4 a los Gigantes de Yomiuri en el Tokyo Dome, viene acompañado de una increíble historia de supervivencia y perseverancia.
Hiroshima es el único de los 12 equipos de la NPB que no pertenece a una compañía matriz que cubre todos sus costos de funcionamiento, sino a una familia privada, la familia Matsuda, que se ha ocupado por mucho tiempo de recolectar el dinero necesario para mantenerlo activo.
Cuando la NPB decidió en 1950 establecer el formato de dos ligas que utiliza actualmente, se hizo necesario crear varios conjuntos nuevos para cubrir los cupos disponibles en cada circuito y fue así como en noviembre de 1949 fue fundado el club con la ayuda del gobierno local.
Su nombre está inspirado en los peces carpas que crecen en el Río Ota que atraviesa la ciudad y en el famoso Castillo de los Carpas, que dominaba el panorama de la misma hasta que fue destruído, junto a casi toda Hiroshima, el 6 de agosto de 1945 por el primer ataque atómico en la historia de la humanidad.
La idea de crear un equipo de béisbol como parte del proceso de reconstrucción de la ciudad fue apoyada con mucho entusiasmo por todos sus habitantes, pero lamentablemente ese no fue el caso con los patrocinadores, que brillaron por su ausencia.
La falta de apoyo económico impidió al club adquirir jugadores de calidad y eso forzó a su manager a buscar y firmar peloteros personalmente sólo para poder formar su alineación titular. Como consecuencia, el conjunto terminó en el último lugar de la Liga Central en 1950 y 1951 y se encontró de pronto en peligro de extinción.
Primero, por la falta de recursos para mantenerlo activo, razón por la cual se propuso eliminarlo. No obstante, los habitantes de la ciudad se opusieron férreamente a la idea y recolectaron entre ellos el dinero necesario para mantenerlo funcionando.
Segundo, por el exceso de clubes con el que contaba el circuito. Un total de 7 franquicias creaba muchos problemas con el calendario debido a que un equipo se quedaba sin jugar cada noche, razón por la cual la liga decidió que el conjunto que terminase la temporada 1952 con un promedio de victorias inferior a .300 sería eliminado u obligado a fusionarse con otro club.
Como Hiroshima había quedado en el foso de la clasificación en los dos años anteriores todos pensaron que ése sería el club que desaparecería, pero gracias al milagroso promedio de triunfos de .317 que registró ese no fue el caso.
La falta de dinero no hizo sino agravarse en los años siguientes, pero a pesar de todo el equipo siguió viendo acción cada temporada. En 1957, mudó su sede al Estadio Municipal de Hiroshima y en 1960 completó su primera campaña con récord ganador, luego de registrar una marca de 62-61-7 y un promedio de triunfos de .504.
La llegada de la Compañía Toyo Kogyo (hoy conocida como Mazda) como patrocinador principal del club en 1968 probó ser decisiva para la estabilidad económica del mismo y sentó las bases para su época dorada.
En 1973, el conjunto adoptó el rojo como su color principal y además cambió su logo de la “H” original a la “C” de los Rojos de Cincinnati que utiliza hoy día.
Apenas dos años después, en 1975, ocurrió lo inimaginable. El equipo capturó el primer título de liga de su historia gracias al aporte ofensivo de un trío excepcional de bateadoresl: Koji Yamamoto, Sachio Kinugasa y el norteamericano Gail Hopkins.
Yamamoto, miembro del Salón de la Fama del béisbol japonés y manager de la selección japonesa en el Clásico Mundial de Béisbol 2013, ganó el título de jonrones de la Liga Central en 4 ocasiones y terminó su carrera con 536 cuadrangulares, el cuarto total más alto en la historia de la NPB.
Kinugasa, también miembro del Salón de la Fama del béisbol japonés, es conocido como el “Hombre de Hierro” de la NPB luego de haber jugado 2.215 partidos de manera consecutiva hasta su retiro como jugador.
Ese total, que sobrepasó en 1987 la marca de 2.130 juegos en fila impuesta por Lou Gehrig en 1939, representó por 9 años el récord mundial, hasta que fue superada en 1996 por Carl Ripken hijo, quien culminó su carrera con 2.632 partidos seguidos.
Hopkins, quien vio acción en las Grandes Ligas por 7 temporadas con los Medias Blancas de Chicago, los Reales de Kansas City y los Dodgers de Los Ángeles, sólo defendió los colores de Hiroshima por 2 campañas (1975-76), pero su aporte para la captura del primer título de liga del equipo en 1975 fue crucial.
Ese año no sólo lideró al club con 33 vuelacercas y 91 carreras empujadas, sino que además conectó un dramático jonrón de 3 carreras ante los Gigantes de Yomiuri que le dio al club su tan esperada primera corona.
Hiroshima terminó perdiendo la Serie de Japón de ese año ante los Bravos de Hankyu, pero su era dorada, mejor conocida como “Akaheru” (casco rojo), había empezado.
En 1979 y 1980 ganó tanto el título de la Liga Central como la Serie de Japón, hazaña que repitió en 1984. Luego, en 1986 y 1991, se coronó dos veces más campeón del circuito antes de empezar la larga sequía de triunfos a la que puso fin este sábado.
Entre 1992 y 2015, el equipo terminó 18 veces en la parte baja de la tabla de clasificación, incluyendo 11 ocasiones en las que ocupó el penúltimo lugar. Su limitado presupuesto, sumado a la falta de un plan de trabajo claro y a la carencia del talento necesario para formar un equipo verdaderamente competitivo, contribuyó al pobre desempeño del conjunto durante se período.
No obstante, la nueva generación de lanzadores y bateadores que comenzó a desarrollarse a partir de la campaña 2010 comenzó a rendir sus frutos en 2013, cuando el club clasificó por primera vez en su historia a la postemporada de la Liga Central.
Su progreso fue tan rápido y contundente, que para 2015 casi todos los analistas que siguen la acción de la NPB, incluyéndonos, los señalaron como los favoritos para ganar el título de liga. Lamentablemente para sus fanáticos, ese no fue el caso debido al decepcionante debut como manager de Koichi Ogata.
La partida de su as Kenta Maeda a las Grandes Ligas, sumada a las dudas de Ogata como manager, no pintaron un panorama demasiado promotedor para 2016, pero para el regocijo de sus seguidores, la historia no se repitió este año.
Todo lo contrario, la ofensiva recuperó el poder que no pudo mostrar en 2015 y además su cuerpo de lanzadores completó una campaña muy consistente que al final se tradujo en la tan ansiada victoria.
El ex grandeliga Hiroki Kuroda, ganador del juego decisivo del sábado, ha sido una de las piezas fundamentales de este éxito debido a la gran influencia que su presencia en el conjunto ha tenido sobre los jugadores más jóvenes del roster.
Así mimso, el veterano inicialista Takahiro Arai, que estuvo a punto de retirarse antes de ser rescatado por su viejo equipo, está completando una de las mejores temporadas de su carrera al liderar la Liga Central con 98 carreras empujadas y acumular 18 vuelacercas.
Otras piezas claves del equipo actual son Ryosuke Kikuchi, quien está considerado como el mejor segunda base defensivo de la NPB y además batea para promedio; Yoshihiro Maru, un jardinero capaz de conectar muchos jonrones y producir muchas carreras; y Seiya Suzuki, un talentoso joven de 22 años que está completando la mejor temporada de su carrera hasta ahora.
También debe mencionarse el aporte del derecho Yusuke Nomura, quien lidera la Liga Central en victorias con 14; del lanzador norteamericano Kris Johnson, quien también suma 14 triunfos y es segundo en efectividad en el circuito; y del cerrador Shota Nakazaki, quien ya acumula 33 salvados esta campaña, la cifra más alta de su corta carrera.
Todavía falta por saber cómo le irá al equipo en la postemporada y si clasificará o no a la Serie de Japón, pero de lo que sí no cabe duda es que en este momento Hiroshima es el mejor club de la NPB y sus fanáticos por fin tienen la oportunidad de celebrarlo.
