Dos estrellas recientes del béisbol japonés que se fueron a las Grandes Ligas en busca de gloria y no pudieron conseguirla están de regreso en la NPB: el abridor zurdo Tsuyoshi Wada y el cerrador derecho Kyuji Fujikawa.
Ambos firmaron con sus clubes originales, Halcones de SoftBank y Tigres de Hanshin, respectivamente, y esperan de alguna manera revivir las exitosas carreras que tuvieron en Japón antes irse a probar suerte a la Gran Carpa.
La gran pregunta ahora es, ¿podrán lograrlo? Intentos similares realizados en los últimos años, como los de Kei Igawa y Daisuke Matsuzaka, no invitan al optimismo porque casi todos terminaron en fracaso.
Pero al mismo tiempo existen casos de peloteros que sí han logrado reencontrarse con su mejor forma al momento de volver a la NPB, como lo hizo Hiroki Kuroda con los Carpas de Hiroshima, por lo que tendremos que esperar para saber qué sucede con ellos.
No obstante, basados en la forma en que sus carreras se han desarrollado hasta ahora, nos atrevemos a pronosticar que ninguno de los dos tendrá éxito en su cometido. Analicemos sus casos, uno por uno, para entender mejor nuestro razonamiento.
Wada disputó 9 campañas con SoftBank entre 2003 y 2011 antes de irse a las mayores como agente libre y durante todo ese período fue uno de los abridores más consistentes y efectivos del equipo. Su récord de 107 victorias y apenas 61 derrotas, con una efectividad de 3.13, puede dar fe de ello.
Ganador del Premio al Novato del Año en 2003 y del Guante de Oro en 2006, alcanzó su cúspide en Japón al ser seleccionado como el Jugador Más Valioso de la Liga del Pacífico en 2010 y además ser incluido al Equipo Ideal del circuito ese mismo año.
Una vez terminada la campaña 2011, sacó provecho de su éxito reciente para declararse agente libre y firmar un contrato de 2 años con los Orioles de Baltimore. Todo parecía listo para que realizase una buena transición a las Grandes Ligas, pero en mayo de 2012 tuvo que hacerse la operación Tommy John y eso no sólo lo mantuvo fuera de acción por un año sino que además le puso el punto y final a su carrera con el club, ya que nunca pudo disputar un partido con el mismo.
A principios de 2014 firmó un contrato de ligas menores con los Cachorros de Chicago y terminó realizando 13 aperturas con el club ese año, lo que le valió la renovación de su contrato por una campaña más, pero en las dos temporadas que se mantuvo con el equipo apenas pudo sumar 21 salidas.
Si bien sus números en las mayores no fueron malos (5-5, con 81 ponches y una efectividad de 3.36 en 101 entradas y dos tercios), su máxima debilidad fue siempre su tendencia a lesionarse, lo que al final le impidió jugar más tiempo a ese nivel.
Hoy, a sus 35 años, está de regreso en Japón tratando de revivir una carrera que desde 2011 prácticamente ha desaparecido, pero parece muy difícil que pueda volver a convertirse en un miembro fijo de la rotación del club.
La ventaja de estar de nuevo con SoftBank es que el equipo lo conoce y lo valora y debido a eso recibirá más oportunidades de jugar que cualquier otro veterano en su posición, pero eso no significa que su éxito estará garantizado.
A su avanzada edad, su mayor problema será evitar las lesiones, que muy seguramente lo afectarán en algún momento. Por si eso fuera poco, el equipo cuenta con suficientes abridores de calidad como para afrontar la temporada sin su ayuda, por lo que es probable que al final lo utilice ocasionalmente para satisfacer a los fanáticos, pero no como un miembro inamovible de su rotación.
Si nos guiamos por el caso de Matsuzaka, quien regresó a la NPB el año pasado tras disputar 8 años en las Grandes Ligas y que luego de firmar un contrato multimillonario con SoftBank todavía no ha podido disputar su primer partido con el equipo, las esperanzas de que Wada tenga éxito no son muchas.
Después de un debut prometedor con los Medias Rojas de Boston en 2007, Matsuzaka también tuvo que someterse la operación Tommy John que, sumada a diversas lesiones, prácticamente han convertido su carrera en una anécdota desde 2011 hasta hoy.
El caso de Fujikawa es incluso más preocupante que el de Wada porque al momento de irse a las Grandes Ligas a finales de 2012 ya hace tiempo que había dejado atrás su mejor momento como lanzador.
Entre 2005 y 2007, el derecho de los Tigres de Hanshin fue uno de los cerradores más temidos de la NPB. En la Serie de las Estrellas de 2006 se dio incluso el lujo de retar al venezolano Alex Cabrera con 3 rectas fulminantes por el medio de plato que retiraron fácilmente al poderoso toletero venezolano.
Sin embargo, al momento de firmar con los Cachorros de Chicago en diciembre de 2012, su recta apenas llegaba a las 90 millas por hora y las lesiones lo tenían tan afectado que ya ni siquiera podía ser titular con su equipo.
Es por esto que cuando tuvo que realizarse la operación Tommy John en junio de 2013 la noticia no sorprendió a nadie en Japón. Vista su actuación reciente sobre la lomita, era sólo cuestión de tiempo que eso ocurriera.
Obviamente, ese contratiempo limitó mucho sus oportunidades de jugar con Chicago, que decidió dejarlo en libertad luego de finalizado su contrato de 2 años.
Un breve paso por los Vigilantes de Texas en 2015 no mejoró para nada el panorama, que dejó su efectividad final en la Gran Carpa en 5.74, con récord de 1-1 y apenas 2 salvados en 29 apariciones desde el bullpen.
Su carrera en ese entonces parecía estar tan cerca de su fin que incluso firmó con un conjunto de una liga independiente japonesa a finales de año, como si se estuviese despidiendo ya del béisbol.
No obstante, a pesar de eso, de sus 35 años y de su tendencia a lesionarse, Hanshin decidió firmarlo de nuevo, esperando que su regreso al club reviva de alguna manera una carrera que ya hace tiempo que está en declive.
El caso de Igawa, en su momento, fue muy similar. Luego de convertirse en una estrella con Hanshin, firmó con los Yanquis de Nueva York a principios de 2007 a través del Sistema de Traspasos y lo único que pudo hacer en los 5 años que duró su contrato ese conjunto fue ver acción en 16 partidos, en los que dejó una marca de 2-4 y una efectividad de 6.66.
Una vez finalizado sus compromisos en las mayores, los Búfalos de Orix le ofrecieron un contrato para regresar a Japón y éste lo aceptó, sólo para registrar un récord de 7-12 y una efectividad de 3.76 en 3 temporadas.
Akinori Iwamura, estrella de las Golondrinas de Yakult que posteriormente jugó en las Grandes Ligas con las Mantarrayas de Tampa Bay y quien también fracasó en su intento de revivir su carrera en Japón luego de regresar de las mayores, explicó una vez, con mucho acierto, los problemas que enfrentan los repatriados japoneses que regresan de los Estados Unidos.
Desde su punto de vista, por el simple hecho de haber jugado en la Gran Carpa todos en Japón esperan que al momento de su regreso a la NPB el jugador en cuestión muestre un nivel claramente superior al resto de la liga, pero eso no es tan sencillo de lograr. Esa presión terminó destruyendo la poca fuerza que le quedaba y poniendo el punto y final a su carrera más temprano de lo esperado.
Como mencionamos anteriormente, Kuroda sí logró completar un regreso exitoso a la NPB el año pasado luego disputar 7 campañas en las mayores, pero la gran diferencia entre su caso y los de Wada y Fujikawa es que éste decidió regresarse a Japón a pesar de que todavía tenía una oferta para quedarse en los Estados Unidos.
Adicionalmente, Kuroda nunca tuvo que someterse a la operación Tommy John ni tampoco se vio afectado por lesiones, por lo que la transición de vuelta a la NPB fue muy cómoda.
Wada y Fujikawa, por el contrario, estuviesen ya retirados si no fuese por las buenas intenciones de sus equipos originales que, muy probablemente, los firmaron más como una estrategia de marketing que por la necesidad real de tenerlos en sus respectivos rosters.
Sólo el tiempo dirá cómo les irá a ambos sobre el terreno, pero considerando el rumbo por el que han transitado sus carreras en los últimos años no nos hacemos muchas ilusiones acerca del éxito que podrán tener.
