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La liga profesional del Caribe es cada vez más necesaria

 

   Hace casi 3 años propusimos en esta misma columna la muy ambiciosa idea de crear la Liga de Béisbol Profesional del Caribe (LBPC) y si bien todavía no se ha dado ni un solo paso para tratar de hacerla realidad, hoy día su existencia no podría ser más necesaria.

 

   El nuevo Convenio Laboral de las Grandes Ligas anunciado el lunes pasado no representa más que una movida dictatorial de una institución que, como sabe que no tiene rivales, ha decidido hacer lo que le parezca de ahora en adelante.

 

   Una de las reglas de dicho pacto impide a todos los jugadores internacionales menores de 25 años que deseen jugar en MLB obtener un salario acorde con su verdadero valor en el mercado, lo que ha desatado una gran cantidad de críticas en el mundo del béisbol.

 

   No obstante, como MLB sabe que los mejores prospectos foráneos no tienen otra opción que no sea firmar con uno de sus equipos, entonces no pierde el tiempo en imponer normativas que sólo resguardan sus intereses.

 

   El caso del fenómeno japonés Shohei Otani, quien a sus 22 años se ha convertido en el prospecto extranjero más cotizado en las mayores, representa un claro ejemplo de ello.

 

   Tal como lo han hecho muchos de sus compatriotas en el pasado, el joven talento expresó recientemente su deseo de irse a jugar a la Gran Carpa a partir de la campaña 2018, sin importar el dinero que gane a ese nivel.

 

   Sin embargo, los medios norteamericanos han estado comentando en los últimos meses que su indudable talento, sumado a la gran escasez de buenas opciones en el mercado, podría procurarle un contrato multianual de entre 200 y 300 millones de dólares.

 

   MLB, consciente de la situación, se apresuró a cambiar la regla que afecta a los prospectos foráneos en el Convenio Laboral para forzar a Otani a dar el salto a las Grandes Ligas por una minúscula fracción de ese monto.

 

   El fenómeno japonés podría fácilmente decidir quedarse jugando en Japón hasta cumplir los 25 años, de manera de no perder la oportunidad de obtener un contrato justo, pero también es muy posible que no espere y se vaya en 2018 tal como lo anunció.

 

   Después de todo, su interés principal no es el dinero sino la oportunidad de jugar en la mejor liga del mundo y los directivos de MLB lo saben, por lo que han decidido hacer el cambio a pesar de los riesgos que el mismo representa.

 

   Muchos críticos afirman que tal medida no hará sino ahuyentar a los prospectos internacionales afectados y convencerlos de irse a otras ligas o incluso a otro deporte que pague mejor. No obstante, como ya mencionamos, MLB sabe muy bien que éstos no tienen otra opción.

 

   La NPB, que desde hace años se ha convertido en el destino más codiciado de todos los peloteros que no caben en las mayores, incluyendo a los norteamericanos, no cuenta con suficientes equipos ni cupos para extranjeros en su circuito, por lo que sólo los más selectos pueden conseguir trabajo en ella.

 

   Las ligas de Corea del Sur y Taiwán cuentan con más limitaciones aún que la japonesa, por lo que la mayoría de los jugadores siguen quedando a la merced de lo que decida MLB, sin importar lo injustas que puedan ser las condiciones.

 

   Nuestro amigo y colega de la agencia de noticias Kyodo Jim Allen propuso recientemente a través de su cuenta en Twitter una solución al problema. “La NPB podría darle a MLB un muy merecido pase de factura si SoftBank deja caer 10 millones de dólares sobre la mesa para firmar al número uno del draft americano”.

 

   Sería fantástico que algo así ocurriese, pero si bien SoftBank tiene dinero de sobra para hacerlo lo más probable es que nunca suceda. Después de todo, los japoneses son extremadamente corteses y además detestan las confrontaciones.

 

   De cualquier forma, nosotros tenemos una idea mejor que ya lanzamos al aire 3 años atrás: crear la LBPC, un circuito de verano internacional e independiente constituido por los equipos que actualmente conforman las ligas de invierno de México, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela.

 

   Una liga como esa tendría en este momento, entre muchos otros beneficios, la posibilidad de contratar a todos esos jóvenes súper talentosos menores de 25 años que MLB está tratando de firmar por mucho menos de su valor real.

 

   El objetivo principal de la LBPC sería convertirse en la tercera liga de béisbol más importante del mundo, después de MLB y la NPB. No cabe duda de que la mayoría de sus jugadores todavía soñaría con irse a alguna de las dos primeras en el futuro, pero al menos por algún tiempo el circuito caribeño contaría con jugadores de primera calidad.

 

   Se firmarían, además, acuerdos de trabajo con MLB y la NPB para corregir uno de los principales males de las ligas del Caribe: la pérdida de sus mejores jugadores durante la recta final del calendario o la postemporada.

 

   El pacto entre todas las partes reservaría el traspaso de jugadores exclusivamente para el invierno, lo que garantizaría que todos los peloteros que vean acción en el Caribe se mantengan con sus equipos durante toda la temporada.

 

   Así mismo, un circuito de verano que dure 6 meses, como ocurre en MLB y la NPB, le garantizaría trabajo a sus jugadores durante la mayor parte del año y eso los motivaría a tratar de mantener esos puestos en lugar de intentar irse a otros circuitos.

 

   En este momento, los latinos que desean ser jugadores profesionales no tienen más remedio que irse a jugar al exterior, pero si en sus propios países existiese un circuito en el que pudiesen jugar permanentemente es muy posible que muchos de ellos decidan quedarse en lugar de tratar de irse a países ajenos con idiomas desconocidos.

 

   Lo más importante de todo es que, finalmente, Latinoamérica contaría con su propia liga profesional de béisbol, que tendría un estatus similar, no inferior, al de MLB y la NPB. Esa percepción de liga menor, de circuito invernal en el que se pueden hacer experimentos temporales por fin quedaría en el pasado.

 

   Varios de los mejores jugadores de béisbol del mundo actual provienen de Latinoamérica. ¿Cómo es posible entonces que la región no cuente con una liga mayor digna de albergar los centenares de peloteros de calidad que produce cada año?

 

   Si los países hispanos aportan alrededor del 25 por ciento de los atletas que ven acción cada año en las Grandes Ligas y aproximadamente el 12 por ciento de los que juegan en Japón, ¿por qué no podemos hacer uso de tanto talento en nuestra propia tierra?

 

   Es cierto que tanto México como Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela cuentan con sus propias ligas y que éstas son de buena calidad, pero todas ellas son consideradas como ligas menores y además son muy vulnerables a los caprichos de los circuitos más poderosos, que les viven quitando a sus mejores jugadores en los momentos más delicados.

 

   Hace rato que es hora de crear nuestro propio circuito de verano. Uno que nos permita celebrar y disfrutar de nuestros talentosos jugadores con la calma y la seguiridad de saber que no seremos saqueados a mitad de camino.

 

   Al final, nuestros mejores jugadores se seguirán yendo a las Grandes Ligas o a Japón, pero ya no lo harán a mediados o finales de temporada sino durante el invierno y, posiblemente, a cambio de una gran suma de dinero.

 

   Así mismo, si la liga ofrece buenas condiciones de trabajo, habrá muchos peloteros que preferirán quedarse jugando en casa en lugar de pasar trabajo en las ligas menores de los Estados Unidos. La LBPC les dará la opción, ahora inexistente, de irse sólo cuando les garanticen un puesto al máximo nivel.

 

   Lo mismo podría ocurrir con todos esos talentosos prospectos latinos a los que MLB está negando un contrato acorde con su valor en el mercado debido a que todavía no han cumplido los 25 años.

 

   Es cierto que hace falta una gran inversión monetaria para hacer realidad un proyecto tan ambicioso como la LBPC, pero no se pueden negar los increíbles beneficios que el mismo traería.

 

   De hecho, si llegase a concretarse, es muy posible que nos encontremos ante un circuito de mucha mayor calidad y éxito del que nos pudiéramos imaginar, y el momento no podría ser más propicio para verlo nacer.

 

Columna: El Bate del Samurai

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El Dato

El venezolano Alex Ramírez se convirtió en abril de 2013 en el primer jugador extranjero en ser admitido al prestigioso Club de los Jugadores Extraordinarios, o Meikyukai, como se le conoce en japonés. Dicha organización, que funciona como un Salón de la Fama paralelo en Japón, reúne a todos aquellos peloteros que han sumado 2.000 hits, 200 victorias o 250 juegos salvados durante sus carreras en la NPB.

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