Mar, 23 Abr 2024 05:14 AM

Otani y la caballerosidad de los atletas japoneses

 

La actitud de Otani a la hora de ser chequeado despertó la admiración de todos

 

   Muchos cronistas deportivos alabaron esta semana la actitud calmada y respetuosa con la que el lanzador japonés Shohei Otani se dejó chequear por los umpires durante su más reciente apertura, en claro contraste con la actitud desafiante y malcriada que mostraron otros monticulistas en la misma situación.

 

   El tema de la utilización de sustancias prohibidas para mejorar el agarre de la pelota por parte de los lanzadores ha causado un revuelo tremendo en las Grandes Ligas, sobre todo después que el comisionado Rob Manfred ordenó el chequeo rutinario de todos durante el juego.

 

   En protesta contra esa iniciativa que consideran injusta, varios lanzadores, incluyendo el mexicano Sergio Romo, han tirado el guante al piso y se han quitado su gorra y su correa de mala gana cuando les ha tocado ser chequeados por los umpires, lo que ha despertado muchas críticas en las redes sociales.

 

   En un entorno tan radicalizado como ese, la calma y la educación de jugadores como Otani y su compatriota Yu Darvish, quien también demostró una actitud ejemplar durante su chequeo, han sobresalido y eso les ha ganado el aplauso y la admiración de todos.

 

   Esta situación no representa sino un ejemplo más de la gran diferencia que existe entre la educación que reciben los japoneses en su país, que está basada en el colectivismo y la armonía del grupo, y la que reciben los occidentales, que por lo general da prioridad al individualismo y el egoísmo.

 

   En Japón, a los niños se les enseña desde que comienzan a ir a la escuela que todos forman parte de un grupo y que, por lo tanto, tienen la responsabilidad de trabajar en beneficio del mismo y no en su beneficio personal. Después de todo, deben su existencia al apoyo que recibieron de ese grupo.

 

Los japoneses son educados bajo la filosofía del colectivismo

 

   La razón de tal manera de ver la vida es sencilla. Los japoneses entendieron hace muchos siglos atrás que todos somos simplemente un granito de arena en una playa y que ninguno de nosotros tiene una razón válida para creerse más o mejor que el resto. 

 

   Ser respetuosos con los demás, colaborar con cualquier tipo de tarea que deba realizarse y sacrificar sus deseos personales para contribuir al bienestar común son valores que son cultivados desde el principio en todos los habitantes del país.

 

   Un evento que dejó en evidencia los frutos de esa educación fue lo ocurrido durante el terremoto y tsunami de 2011, cuando a pesar de la enormidad del desastre nadie protestó, no hubo saqueos y todas las personas afectadas se ayudaron mutuamente para salir adelante.

 

   Al final del día, todos estamos en el mismo barco y lo que afecta a uno nos afecta también al resto, de manera que no tiene sentido protestar o quejarse por lo que está ocurriendo. Lo único que se puede hacer es trabajar y colaborar para que todos podamos salir adelante.

 

   Así, cuando Otani y Darvish fueron chequeados, ambos entendieron que no tenían más remedio que cooperar con el procedimiento ya que el mismo estaba siendo aplicado a todos por igual. Si ellos no se quejaron, ¿qué derecho tenían entonces Romo y los otros de armar ese berrinche?

 

   El problema es que, por supuesto, en occidente estamos educados para creernos que somos los reyes del universo y para ignorar y hasta rechazar violentamente cualquier regla que pueda limitar nuestra libertad para hacer lo que nos dé la gana, sin importar que sea apropiada o no.

 

   Nuestro principal sueño, de hecho, es llegar a ser ricos y famosos para así poder elevarnos por encima del resto, ignorar lo que hacen todos los demás y disfrutar libremente de nuestras vidas sin tener que respetar las reglas que no nos gusten.

 

   Si a eso le agregamos el difícil entorno social en el que nacen y se desarrollan casi todos los peloteros latinos, en el que es prácticamente un milagro que hayan podido convertirse en jugadores profesionales y no en miembros de una banda delictiva, entonces el contraste no debería sorprendernos tanto.

 

La actitud de Romo desató muchas críticas en las redes sociales

 

   Todo se reduce a la educación que han recibido. Romo defendió su actitud malcriada a la hora de ser chequeado por los umpires en Twitter alegando que nunca ha utilizado sustancias ilegales en sus 13 años de grandeliga y que no le gusta que pongan en duda su dignidad profesional.

 

   Sin embargo, con esa pataleta que armó lo que hizo fue proyectar una imagen totalmente opuesta a la que quería mostrar. Su actitud ante los umpires más bien pareció insinuar que sí tenía algo que esconder y que lo que estaba haciendo era crear una distracción para que no lo descubrieran.

 

   Entendemos por completo su frustración. Todos los latinoamericanos que hemos viajado por el mundo con un pasaporte de nuestro país natal hemos sido detenidos e interrogados en alguna aduana de un país del primer mundo sólo por nuestro aspecto físico y el lugar del que venimos.

 

   No obstante, ponernos a patalear y a quejarnos del trato que nos dan no nos va a ayudar en lo absoluto. Todo lo contrario, nos pondrá en peligro de ser arrestados y de complicar mucho más de lo necesario una situación que ya es desagradable.

 

   Muchas personas alegan que son muy apasionadas y que no pueden contenerse a la hora de una discusión, pero eso no es más que una excusa. Todos somos apasionados y todos sentimos frustración, pero todos también tenemos la capacidad de madurar y aprender a controlar nuestros impulsos.

 

   No cabe duda de que la decisión del comisionado Manfred de chequear a todos los lanzadores, y no sólo a aquellos de los que se sospecha que puedan estar utilizando sustancias prohibidas, es injusta y que debe ser combatida, pero también que hay que saber hacerlo de una manera más respetuosa y efectiva.

 

   El venezolano Félix Luzón, que es un agente certificado de peloteros de la MLB, hizo un comentario ayer en Twitter que revela un punto crucial de todo este problema y que abre las puertas a una manera contundente y eficaz de combatirlo.

 

La orden de MLB de chequear a todos los lanzadores viola el convenio laboral con su Asociación de Peloteros

 

   Al hacer obligatorio el chequeo de todos los lanzadores que ven acción en cada jornada, explicó, la liga está presumiendo que todos son culpables y eso es una flagrante violación del actual convenio laboral entre el circuito y su asociación de peloteros y de la ley federal de empleo de los Estados Unidos.

 

   Siendo ese el caso, está claro que la Asociación de Peloteros de la MLB no sólo tiene el derecho sino también el deber de demandar legalmente a la liga por el incumplimiento del acuerdo de trabajo entre ambas partes, así como por los daños y perjuicios que esa violación ha causado a los jugadores afectados.

 

   Es muy posible que una acción de ese tipo logre detener, o al menos suspender, lo que se está haciendo en contra de los lanzadores, de manera que éstos tengan tiempo de prepararse para discutir de nuevo el tema en la negociación del próximo convenio laboral.

 

   Insistimos, la pataleta que armó Romo y también otros lanzadores que se vieron sujetos al mismo chequeo no va a ayudar en lo absoluto a mejorar la situación. Todo lo contrario, no hará sino empeorarla y además dañar la imagen de los peloteros que las protagonicen.

 

   Es por eso que insistimos, como lo hemos hecho ya en varias ocasiones anteriores, que tenemos mucho que aprender de los japoneses y de la educación que reciben. Ser humildes, respetuosos y disciplinados siempre nos dejará bien parados en cualquier tipo de situación.

 

   Existen muchas injusticias en la vida y, sin duda, es nuestro deber combatirlas y tratar de corregirlas, pero hay que saber hacerlo de una manera decente y sensata. Responder violentamente a algo que no nos gusta nos va a meter siempre en problemas.

 

Yu Darvish también mostró una actitud ejemplar al ser chequeado

 

   Por el contrario, si actuamos constantemente con la calma, dignidad y educación que mostraron Shohei Otani y Yu Darvish esta semana, entonces nos ganaremos el respeto y la admiración de todos en cualquier situación que se nos presente.

 

   No importa lo apasionados que creamos ser, ni tampoco lo incapaces que nos sintamos de controlar nuestros impulsos, siempre estaremos en la capacidad de aprender, madurar y convertirnos en mejores personas. Es lo que todos, como adultos, tenemos la obligación de hacer.