Lun, 09 Dic 2024 11:42 AM

El enorme legado del norteamericano Wayne Graczyk

 

   A mediados de la semana pasada recibimos la triste noticia de que nuestro amigo y colega Wayne Graczyk, veterano columnista de béisbol del diario Japan Times, había fallecido, por lo que no queremos dejar pasar la oportunidad de reconocer el gran legado que nos dejó.

 

   Wayne fue a cubrir el juego entre los Gigantes de Yomiuri y las Golondrinas de Yakult del martes pasado en Kumamoto, al sur de Japón, y fue encontrado sin vida en la habitación de su hotel a la mañana siguiente. Tenía 68 años.

 

   Su historia personal no podría ser más interesante. Llegó a Japón en 1969 como miembro de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y nunca más abandonó el país.

 

   En aquel entonces, si uno quería evitar ser reclutado y enviado a la guerra de Vietnam, la mejor opción disponible era enlistarse voluntariamente en la Fuerza Aérea, donde la única obligación existente era servir en Japón.

 

   Fui así como ese año llegó a la base de las fuerzas de su país que está ubicada a las afueras de Fukuoka, al sur de Japón, y entró en contacto por primera vez con el béisbol local. En aquel momento, los Leones de Nishitetsu (hoy Leones de Seibu) tenían su sede en el Estadio Heiwadai de esa ciudad y fue allí donde tuvo la oportunidad de ver su primer partido de la NPB.

 

   Luego de finalizado su tiempo de servicio se mudó a Tokio, donde estudió y se graduó en la prestigiosa universidad jesuíta Sofía, una de las mejores del país, en 1977. En ese período, también se casó con una japonesa y estableció su residencia en la capital.

 

   Una serie cartas dirigida al editor deportivo del diario Japan Times en 1976, en las que criticaba la información que éste brindaba sobre el béisbol local, le ganó una invitación para escribir una columna semanal en esa publicación, que decidió llamar Baseball Bullet-In.

 

   A partir de entonces, y hasta el momento de su muerte, escribió cada domingo un extenso artículo en el que analizaba la actualidad del circuito nipón y la explicaba de una manera muy fácil de entender para los lectores foráneos.

 

   Ese mismo año, comenzó a publicar la famosa Guía de Medios y del Fanático de la NPB en inglés, que se convirtió de inmediato en una herramienta de consulta fundamental para todos los que cubrimos y seguimos el béisbol japonés desde el exterior.

 

   Cuando a mediados de 2001 comenzamos a escribir nuestros primeros artículos acerca de la pelota nipona, y de los latinos que estaban destacando en ella, prácticamente la única información que podía encontrarse en Internet acerca del tema, en un idioma que no fuera japonés, era su columna dominical en el Japan Times.

 

   Gracias a ella, comenzamos a conocer poco a poco la historia de la liga y las razones por las cuales ciertas cosas son tan extrañas, como el techo del entonces llamado Seibu Dome, que no es un domo cerrado, sino un estadio con un techo encima.

 

   Más adelante, cuando empezamos a escribir con más frecuencia acerca del béisbol japonés, comenzamos a comunicarnos con él vía correo electrónico y a hacerle una infinidad de preguntas acerca de la liga. Él nos respondió siempre con mucha paciencia y se convirtió en el camino en un gran mentor y guía de nuestro trabajo periodístico.

 

   En 2006, tuvimos la oportunidad de comprar por primera vez su guía y quedamos tan impresionados con la calidad de la misma que le escribimos de inmediato para compartir nuestra emoción por haberla recibido y felicitarlo por su gran trabajo.

 

   La misma contenía los rosters completos de los 12 clubes de la NPB, los datos de contacto de todos ellos, incluyendo una explicación de cómo llegar a cada uno de sus estadios, estadísticas de todos los jugadores, el calendario completo de la temporada e incluso una lista de todos los jugadores extranjeros activos y también de los que alguna vez pasaron por la liga.

 

   La información era tan cuantiosa e interesante, que pasamos varios días leyendo la guía de principio a fin y descubriendo cosas nuevas en cada ocasión.

 

   Al año siguiente, tuvimos el honor de conocerlo por primera vez. Mientras visitábamos Japón, lo contactamos y acordamos encontrarnos en el lobby del Tokyo Dome Hotel, justo a las afueras del famoso estadio de los Gigantes de Yomiuri.

 

   Fue una conversación breve, de unos 10 minutos, pero que nos dejó una gran impresión y nos motivó a investigar y aprender mucho más del tema.

 

   En 2008, cuando visitamos el Tokyo Dome por primera vez, tuvimos la oportunidad de verlo de nuevo, ya que parte de sus obligaciones era cubrir todos los juegos de Yomiuri como local y por esa razón siempre estaba en el terreno durante las prácticas previas al juego, entrevistando a los jugadores extranjeros de ambos equipos.

 

   Ese día fue muy especial, no sólo porque a través de él conocimos a otros dos colegas que apreciamos mucho, John Gibson y Jason Coskrey, sino también porque fue la noche en la que se anunció que el venezolano Luis González había dado positivo en una prueba antidopaje, hecho que posteriormente causó su suspensión y eventual expulsión del circuito.

 

   Wayne era tremendamente atento y desde ese primer encuentro en el estadio siempre nos sirvió de guía y nos explicó cómo movernos dentro del mismo, dónde comprar distintos tipos de comida y dónde sentarnos en la tribuna de prensa.

 

   A pesar de lo deliciosa y variada que es la comida japonesa, su predilección fue siempre la típica comida rápida estadounidense: hamburguesas, pizza y, sobre todo, doughnuts, que siempre nos ofrecía cuando nos sentábamos juntos a ver los juegos.

 

   Esa costumbre de conversar con él sobre el terreno durante las prácticas de bateo de los dos equipos que iban a jugar esa noche, comer algo juntos antes del inicio del partido y luego sentarnos juntos a verlo en la tribuna de prensa del Tokyo Dome se convirtió en una rutina anual que se repitió sin interrupciones hasta el año pasado, cuando tuvimos la oportunidad de verlo por última vez.

 

   Por si todo esto fuera poco, siempre contaba con un montón de historias súper interesantes que contar acerca del béisbol japonés. Después de todo, tuvo la oportunidad de presenciar la mayoría de los sucesos más importantes de la historia de la liga.

 

   Fue testigo del final de las carreras de los legendarios Sadaharu Oh y Shigeo Nagashima, vio a los Carpas de Hiroshima ganar su primer título de la Liga Central en 1975 de la mano de uno de sus compatriotas, Gail Hopkins, y también disfrutó de las hazañas de los grandes sluggers estadounidenses de los años 80, como Randy Bass, Boomer Wells y Warren Cromartie.

 

   Del venezolano Robert Marcano, que jugó en la NPB entre 1975 y 1985, nos comentó que lo consideraba como uno de los 3 mejores camareros extranjeros que habían visto acción en la liga, junto a Bobby Rose y John Sipin.

 

   Así mismo, nos contó una anécdota de él que siempre le dio risa. Cuando el también venezolano Luis Mercedes Sánchez jugó para Yomiuri en 1986 y 1987, Marcano fue contratado para ser su intérprete y por esa razón le tocaba seguirlo a todas partes.

 

   En el antiguo Estadio Korakuen (antecesor del Tokyo Dome), los relevistas solían ser trasladados al montículo en un carrito de sólo dos puestos conducido por una chica, por lo que Marcano, que no tenía donde sentarse, tenía que correr detrás del carrito hasta llegar al montículo.

 

   A finales de junio de este año, durante nuestra próxima visita a Japón, teníamos planeado vernos de nuevo con Wayne en el Tokyo Dome, como ya era costumbre. No nos podría dar más tristeza el hecho de ya no podremos compartir de nuevo con él.

 

   Siempre lo recordaremos por lo mucho que nos ayudó a conocer y a entender el béisbol japonés, por la gran atención que siempre nos brindó cada vez que nos vimos y, en general, por la gran persona que fue. Que en paz descanse.