El fenómeno japonés Shohei Otani ofreció este sábado una rueda de prensa en su país en la que afirmó que ya está listo para irse a las Grandes Ligas, por lo que la competencia por firmarlo está a punto de empezar y promete ser muy interesante.
El nuevo convenio laboral entre MLB y su Asociación de Peloteros limita mucho el monto de dinero que los clubes de ese circuito le pueden ofrecer, por lo que básicamente todos ellos están en capacidad de adquirir sus servicios.
El joven talento tuvo la oportunidad de esperar 2 campañas más y dar el salto a las mayores después de cumplir los 25 años, momento en el cual hubiese podido firmar por 200 o 300 millones de dólares, pero decidió no hacerlo afirmando que no le importa el tema monetario.
Por lo tanto, la gran interrogante que deberán afrontar ahora los equipos que deseen firmarlo es cómo convencerlo de que juege para sus respectivas organizaciones. Si no le interesa el dinero, entonces ¿qué es lo que le interesa?
Durante la rueda de prensa del sábado, Otani ofreció varias pistas. En nuestra opinión, la más clara de todas fue la siguiente: “espero que pueda ir a un equipo que esté de acuerdo con mi forma de pensar”.
¿Cuál es, entonces, su forma de pensar? Por lo que hemos visto de él, nos parece que la posibilidad de hacer algo innovador, algo que nunca antes se ha hecho, es lo que más le atrae.
Una semana antes del draft 2012 de la NPB, Otani le pidió públicamente a los 12 clubes de la NPB que no eligieran su nombre durante el evento porque no firmaría con ninguno de ellos. Él ya había tomado la decisión de comenzar su carrera en las Grandes Ligas.
La seguridad de sus palabras fue tan evidente que todos los conjuntos del circuito se resignaron a respetar su deseo. Sin embargo, los Luchadores de Nippon Ham tomaron a última hora el riesgo de seleccionar su nombre con la esperanza de convencerlo de comenzar su carrera en Japón y eso fue lo que terminaron logrando.
Otani se molestó cuando se enteró de lo ocurrido, pero Nippon Ham tuvo la paciencia y el tacto suficientes como para convencerlo de escuchar su propuesta. Primero, le explicó que su destino final seguiría siendo MLB. La única diferencia era que comenzaría su carrera en la máxima categoría de la NPB y no en las ligas menores norteamericanas.
Segundo, y más importante todavía, le ofreció la oportunidad de hacer algo innovador: trabajar como abridor y jugador de posición al mismo tiempo, ya que esa era la única forma de aprovechar al máximo su indiscutible talento.
En el mes que duraron las negociaciones entre ambas partes, el joven pelotero pasó de sentirse ofendido porque Nippon Ham no había respetado sus deseos a ser el más entusiasmado por poner a prueba el atrevido plan que le habían propuesto.
El manager Hideki Kuriyama no tenía a su mano un manual de instrucciones que le indicase cómo utilizarlo en ambos roles, por lo que tuvo que crearlo él mismo por ensayo y error.
El mundo del béisbol puso el grito en el cielo pensando que tal plan quemaría al jugador en pocos meses, pero apenas 2 años después éste registró la primera campaña en más de 80 años en la que un abridor ganó al menos 10 partidos y conectó al menos 10 jonrones.
Algo similar es lo que deben ofrecerle ahora los equipos de las Grandes Ligas a Otani para convencerlo de que firme que ellos. No basta con ofrecerle la mayor cantidad de dinero, ni mucho menos todo lo que él pida.
El conjunto que de verdad quiera firmarlo tendrá que hacer su tarea y presentarle una propuesta detallada, que esté abierta a sus sugerencias y que le permita desarrollar al máximo sus habilidades.
Por ejemplo, utilizarlo como el bateador designado titular del equipo y además darle la oportunidad de ser el cerrador estrella. O quizás dejarlo abrir una vez a la semana y utilizarlo como jardinero entre aperturas.
Las posibilidades son muchas, pero deben provenir de un equipo que esté dispuesto a experimentar y a trabajar con él hasta encontrar la fórmula que les permita sacar el máximo provecho de su talento.
Los Atléticos de Oakland apostaron en 2002 por la sabermetría para tratar de compensar su escaso presupuesto y terminaron revolucionando el negocio del béisbol. Nippon Ham también hizo historia en 2013 al atreverse a utilizar a Otani como abridor y bateador designado al mismo tiempo, a pesar del terror que eso causó entre críticos y conocedores del deporte.
Ahora, el club de las mayores que desee quedarse con los servicios de Otani, y además por un precio tan bajo, deberá estar dispuesto a hacer historia otra vez y tratar de utilizarlo, como mínimo, en los dos roles en los que tanto ha destacado en la NPB.
El propio jugador explicó durante la rueda de prensa del sábado, con una madurez sorprendente para una persona de su edad, que está consciente de que quizás no pueda lanzar y batear en las mayores como lo ha hecho hasta ahora en Japón.
“No sé si me darán el chance de hacerlo, por lo que antes que nada tengo que escuchar lo que me digan [los clubes de MLB]. Uno no puede tratar de hacer algo como eso salvo que esté en la circunstancia correcta. No sólo se trata de lo que yo quiera hacer”, comentó.
Sin embargo, está claro que su deseo es desarrollar al máximo su talento y eso significa hacer ambas cosas. Además, eso es precisamente lo que todos los fanáticos del béisbol queremos verlo hacer. Traerlo a las mayores en este momento para forzarlo a hacer sólo una de las dos cosas sería un desperdicio enorme.
La mesa está servida, por lo tanto, para que un conjunto de la Gran Carpa revolucione la liga y podría ser virtualmente cualquiera de ellos. Incluso magnates como los Yanquis de Nueva York y los Dodgers de Los Ángeles, que están acostumbrados a contratar jugadores a billetazos, podrían firmarlo si saben manejarse bien durante las negociaciones.
Otros conjuntos más modestos como los Marineros de Seattle y los Orioles de Baltimore también podrían hacerse con sus servicios si le ofrecen la flexibilidad que él busca y la opción de trabajar en conjunto hasta encontrar una fórmula que lo haga sentirse cómodo.
Hisashi Iwakuma, uno de los mejores lanzadores japoneses de la última década, firmó con Seattle en 2012 por un año y apenas 1,5 millones de dólares porque, en sus propias palabras, ése fue el equipo que más lo necesitaba.
Su deseo al convertirse en agente libre era firmar con un equipo de las mayores que de verdad necesitara su servicios y por eso fue que se inclinó por Seattle, a pesar de que otros 4 conjuntos le ofrecieron contratos multianuales por mucho más dinero.
En el caso de Otani, no existe una fórmula precisa para descifrar lo que él realmente desea, por lo que cada equipo deberá hacer un esfuerzo genuino para tratar de convencerlo de firmar con ellos.
Insistimos, no se trata de dinero ni de decirle que sí a todo lo que él pida. Se trata de presentarle un plan ambicioso e innovador que le permita explotar al máximo sus habilidades y además ayudar al club a ganar.
¿Cuál de ellos logrará quedarse con sus servicios? Pronto lo averiguaremos.