El dominicano Zoilo Almonte recibe un peluche después de conectar un jonrón en el Nagoya Dome
Nuestra amiga y colega de la República Dominicana Yohanna Núñez comentó recientemente en su cuenta de Twitter lo mucho que le llama la atención el hecho de que los jugadores que conectan un jonrón en la NPB reciben un peluche como regalo.
Sin duda, se trata de una costumbre que no se practica en el béisbol occidental y que puede parecer muy extraña para aquellos que la presencian por primera vez, por lo que queremos aprovechar la oportunidad para explicarla con más detalles en este espacio.
El origen de la costumbre está en la milenaria tradición japonesa de intercambiar regalos, que si bien es algo que existe en todas partes del mundo no se ve con la misma frecuencia o importancia que en el archipiélago nipón.
Japón es un país muy formal en todos sus aspectos y el intercambio de regalos juega un papel fundamental en el buen mantenimiento de las relaciones personales, tanto familiares y de amistades como profesionales.
No sólo se acostumbra intercambiar regalos durante diversos festivales nacionales y eventos importantes de la vida de las personas, como los matriomonios o los nacimientos de los niños, sino también durante diversas etapas de la vida profesional.
Un empleado suele recibir regalos de sus colegas y sus jefes cuando recibe una promoción e incluso cuando realiza algo muy importante para el éxito de la empresa o negocio para el que trabaja, por lo que no es de extrañarse que dicha costumbre se extienda al béisbol.
Es por esto que en la NPB la mayoría de los bateadores que conectan un jonrón reciben un peluche como regalo cuando llegan al plato. Se trata de un simple gesto de agradecimiento al jugador en cuestión por su esfuerzo y sacrificio para el bienestar del equipo.
El cubano Alex Guerrero recibe un peluche tras conectar un jonrón en el Tokyo Dome
Hay que aclarar, primero, que la costumbre es regalar los peluches sólo a los toleteros que conectan un jonrón en su propio estadio. Si se van para la calle en un partido en el que son visitantes, entonces no reciben nada.
En segundo lugar, también hay que acotar que no todos los conjuntos siguen esa costumbre. Seibu, Rakuten, Nippon Ham, Chunichi, Yomiuri, Yakult y Lotte sí lo hacen, pero SoftBank, Orix, DeNA, Hiroshima y Hanshin no.
Hotaka Yamakawa recibe un león blanco después de conectar un jonrón en el MetLife Dome
El peluche como tal, es una réplica a pequeña escala de la mascota del equipo. Por ejemplo, el que regalan en el MetLife Dome de Torokozawa, sede de Seibu, es un león blanco pequeño cuyo diseño es idéntido al de la mascosta del equipo, que también es un león blanco.
En el caso de Chunichi, se trata de una pequeña versión de Doala, la mascota del club, que se trata de un koala blanco y azul que viste el uniforme y lleva la gorra del equipo.
Por lo general, una de las porristas del conjunto es la que le entrega el peluche al bateador que conecta el jonrón, pero a veces lo hace un compañero de equipo o incluso alguno de los recojepelotas del estadio.
El mexicanp Japhet Amador conecta un jonrón, recibe un peluche y luego lo lanza a los fanáticos
El jugador, por su parte, recibe el regalo, se dirige al dugout a saludar a su manager y a sus compañeros y al final casi siempre le lanza el peluche a los fanáticos que se sientan cerca como agradecimiento por el apoyo que le brindan.
En otras ocasiones los guardan, para regalarlos luego en hospitales y horfanatos o simplemente a familiares y amigos.
Esos peluches, por cierto, no son los únicos regalos que reciben los jugadores de los equipos japoneses. Otra costumbre muy arraigada en la NPB es la de otorgar premios monetarios a los peloteros más destacados de un partido, ya sean lanzadores o bateadores.
En japonés se le llama “Kantoku sho”, que literalmente significa “premio del manager”, y se trata de regalarle dinero en efectivo a un jugador que fue fundamental para la victoria del equipo durante un partido.
El monto del premio y la forma de entregarlo varía de un equipo a otro, pero normalmente se ubica entre mil y 3 mil dólares. La gerencia del club es la que suele proveer los fondos para cubrirlos, pero en ocasiones el manager toma la iniciativa de pagarlos con su propio dinero.
Según el escritor norteamericano Robert Whiting, autor de varios de los libros más importantes de la historia del béisbol japonés en un idioma extranjero, su compatriota Trey Hillman llegó a entregar a sus jugadores premios de hasta 10 mil dólares de su propio bolsillo cuando dirigió a Nippon Ham a mediados de la década del 2000.
La idea de estos regalos monetarios no es otra que motivar a los jugadores a mejorar al máximo sus rendimientos, ya que si logran hacer algo importante en un partido saben que al final serán premiados por ello.
Como en la NPB la mayoría de los jugadores ganan menos de un millón de dólares por temporada (hay quienes incluso reciben menos de 100 mil dólares al año), un bono de 3 mil dólares por hacer algo destacado en un partido sin duda representa un incentivo.
Con 10 de esos bonos en un año, o 5 de los bonos entregados por Hillman a sus jugadores en Nippon Ham, un pelotero podría estar aumentando su sueldo anual entre un 30 y un 50 por ciento.
Tal iniciativa, obviamente, no tendría éxito en las Grandes Ligas, ya que los salarios de la mayoría de los jugadores son tan exorbitantes que un bono de 3 mil o incluso 10 mil dólares por partido no representaría ningún incentivo para los jugadores.
Otra costumbre muy popular a la que se suele recurrir en los estadios japoneses para premiar a los jugadores más destacados es la de regalarles un bouquet de flores cuando éstos alcanzan una meta importante en sus carreras.
Si un bateador, por ejemplo, llega a los 100 jonrones de por vida o un lanzador suma la victoria número 100 de su carrera, el juego suele detenerse por unos momentos para celebrar la meta alcanzada.
El curazoleño Wladimir Balentien recibe un bouquet y un letrero tras conectar su jonrón 56 en 2013
Por lo general, una azafata suele salir al terreno y entregarle el arreglo floral al jugador en cuestión y también un letrero con la información de la marca que acaba de alcanzar (por ejemplo, mil ponches de por vida).
Éste, por su parte, suele hacer una o varias reverencias y levantar, primero, el arreglo floral y, luego, el letrero para celebrar su hazaña. Después de posar para varias fotos, devuelve ambas cosas a la azafata o a algún compañero de equipo para que se las lleven al dugout y éste pueda llevárselas luego a su casa.
El manager venezolano de las Estrellas de DeNA Alex Ramírez recibió varios arreglos florales y letreros durante su exitosa carrera como pelotero en la NPB.
Ramírez recibe un bouquet y un letrero tras conectar su hit 2 mil en la NPB
La más especial de todas esas celebraciones fue, sin duda, la del 6 de abril de 2013, cuando se convirtió en el primer extranjero en llegar a los 2 mil hits de por vida en la liga. A pesar de la lluvia, recibió su arreglo floral y su letrero, realizó la reverencias respectivas y posó para las fotos necesarias para inmortalizar su hazaña.
El béisbol japonés está repleto de muchas costumbres más (algunas muy curiosas, otras más descabelladas) que ya hemos presentado y explicado en el pasado, tanto en este mismo este mismo espacio como en otras secciones de esta página.
Invitamos a todos los que deseen conocer más acerca de las distintas costumbres que posee la liga a que naveguen nuestra página y las descubran por sí mismos. Si tienen cualquier pregunta, no duden en escribirnos.