Sáb, 18 May 2024 02:19 AM

Los pormenores de la salida de Alex Ramírez de DeNA

 

Ramírez anunció este sábado su salida del equipo

 

   El venezolano Alex Ramírez anunció oficialmente este sábado que no continuará como manager de las Estrellas de DeNA la temporada que viene, lo que en principio parece una renuncia, pero en realidad revela muchas cosas que están escondidas en el trasfondo de la organización.

 

   El estratega criollo explicó a los medios que su objetivo fue siempre ganar un título y que a pesar de que el club le ha dado todas las herramientas necesarias todavía no ha podido conseguirlo, razón por la cual abandonará su cargo una vez concluida la campaña regular.

 

   Eso suena muy lógico, pero es curiosamente el mismo razonamiento que se había venido escuchando del equipo en los últimos meses y que parece indicar un descontento interno que terminó produciendo su reemplazo.

 

   Según nuestro amigo y colega de la agencia de noticias Kyodo Jim Allen, el rumor que circula entre los periodistas japoneses que cubren al conjunto es que la dueña de la organización, Tomoko Namba, ha convertido al club en una olla de presión. 

 

   Desde que asumió su cargo, su mandato personal ha sido siempre conquistar un campeonato y como Ramírez no ha podido lograrlo hasta ahora ésta parece haber tomado la decisión de cambiar de aires e intentarlo de nuevo con otro manager.

 

   Más que una renuncia, por lo tanto, la declaración del venezolano del sábado parece ser la típica movida que realizan todas las organizaciones japonesas en este tipo de situaciones para guardar las apariencias y proteger su imagen.

 

La imagen es uno de los tesoros más importantes de la cultura japonesa

 

   Ya hemos explicado en varias ocasiones en este mismo espacio cómo la imagen, tanto personal como corporativa, es uno de los tesoros más importantes de la cultura japonesa. Todo en la vida depende de ella, por lo que los esfuerzos que se hacen para protegerla son extraordinarios.

 

   Es por eso que en la NPB los equipos no despiden a sus managers, sino que éstos son los que renuncian para asumir la responsabilidad de lo ocurrido, incluso si no fue su culpa. De esa manera, se protege la imagen de la empresa, que no quiere quedar mal ante sus fanáticos, e incluso del manager, cuyo sacrificio en beneficio de la organización es siempre respetado y apreciado.

 

   El escritor estadounidense Robert Whiting, autor de los libros más importantes de la historia del béisbol japonés en un idioma foráneo, nos contó una vez una anécdota que refleja perfectamente lo importante que es para una compañía japonesa guardar las apariencias.

 

   Cuando los Gigantes de Yomiuri comenzaron a construir el Tokyo Dome, que abrió sus puertas al público en 1988, su promesa a las autoridades de la ciudad fue que el nuevo parque tendría una capacidad para 55.000 espectadores, tal como la del viejo Estadio Korakuen.

 

   Sin embargo, a mitad de camino en el proceso de construcción se hizo evidente que el nuevo parque sólo podría alcanzar una capacidad de 46.000 espectadores. Yomiuri, el equipo más laureado y respetado de la NPB, no podía darse el lujo de quedar como mentiroso, por lo que decidió no revelar la verdad.

 

   Así, desde el primer juego celebrado en el nuevo escenario, el club comenzó a reportar consistentemente asistencias de 55.000 fanáticos por encuentro, a pesar de que el número real era inferior, como mínimo, por 9.000 asistentes.

 

La capacidad del Tokyo Dome nunca ha sido de 55.000 espectadores

 

   Cuando uno visita el Tokyo Dome y camina por el terreno, resulta evidente que no hay 55.000 asientos en las gradas y Whiting notó eso de inmediato. Una cuenta manual arrojó una cifra superior a los 43.000 espectadores, pero la confirmación oficial la obtuvo caminando un día por los pasillos internos del parque.

 

   Una placa colocada por el departamento de bomberos de la ciudad le asigna una capacidad oficial al estadio de más de 46.000 espectadores, pero claramente inferior a los 55.000 que se habían estado anunciando desde que fue inaugurado.

 

   Cuando Whiting publicó un artículo en uno de los diarios deportivos locales revelando esa información, el equipo lo vetó por 3 años debido al daño que tal revelación hizo a su reputación.

 

   Finalmente, la verdad se hizo oficial en 2005, cuando los 12 conjuntos de la NPB acordaron anunciar de manera conjunta la asistencia a sus parques. La de Yomiuri se quedó siempre en 45.000 o 46.000 espectadores, en lugar de los 55.000 que habían estado anunciando hasta entonces.

 

   Estamos en desacuerdo, por supuesto, con esa manera de hacer las cosas, pero el punto que queremos ilustrar aquí no es si esa política es correcta o no, sino que esa es la forma en que se manejan las cosas en Japón y que hay que saber adaptarse a ella para poder progresar en ese país.

 

Ramírez podría convertirse en manager de Yakult en el futuro

 

   Ramírez, como se darán cuenta, siguió al pie de la letra las reglas del libro de relaciones públicas de la NPB al declarar que estaba abandonando su cargo para asumir la responsabilidad por la falta de títulos y eso, como ya lo explicamos, lo protegió tanto a él como a su equipo.

 

   Ese sacrificio le abrirá ahora las puertas para trabajar como manager con otros conjuntos de la liga y la lista de posibles pretendientes no será corta. Las Golondrinas de Yakult, por citar un ejemplo, serían un destino ideal para él, pues ahí disputó sus primeras 7 temporadas como jugador en la NPB y sentó las bases de lo que después terminaría siendo una de las carreras más exitosas en la historia de la liga.

 

   Los Búfalos de Orix, con los que ya trabajó como coach de bateo en 2015, serían otro posible destino para él, así como los Luchadores de Nippon Ham e incluso, en un futuro, los Gigantes de Yomiuri, el conjunto en el que registró sus mejores temporadas como pelotero.

 

   Deportivamente, está claro que Ramírez tuvo un éxito tremendo con DeNA. Clasificó al conjunto 3 veces a la postemporada y hasta lo llevó a disputar la Serie de Japón por primera vez en 19 años, a pesar de haberla perdido en 6 juegos ante los Halcones de SoftBank. 

 

   No obstante, hay que tomar en cuenta que el club había terminado 6 veces en el último lugar de la clasificación en los 8 años previos a su llegada y que en las otras 2 temporadas apenas logró ascender al penúltimo peldaño.

 

   A pesar de ello, el estratega criollo clasificó al conjunto a la primera postemporada de su historia en su primer año en el banquillo y lo llevó a la Serie de Japón en el segundo. En 2019, hasta se dio el lujo de terminar segundo en la tabla, por lo que difícilmente puede ser criticado.

 

   El problema es que en Japón las cosas no se manejan como en las Grandes Ligas, donde los resultados son los que mandan. En la NPB, un manager muy popular puede durar 10 años en su cargo incluso si no gana un título, mientras que otro muy exitoso puede ser reemplazado en muy corto tiempo.

 

Chunichi dejó en libertad a Ochiai a pesar de su éxito con el equipo

 

   El legendario Hiromitsu Ochiai, 3 veces ganador de la triple corona de bateo en los años 80, se convirtió entre 2004 y 2011 en el mejor manager en la historia de los Dragones de Chunichi. En 8 temporadas, llevó al conjunto a ganar 4 títulos de liga y a participar 5 veces en la Serie de Japón, ganando una de ellas.

 

   Sin embargo, como era antipático y no se la llevaba bien con los medios, la gerencia lo dejó ir después de terminada la campaña 2011, a pesar de ganar el título de liga ese año. Es más, lo quisieron despedir antes, pero como seguía ganando no pudieron hacerlo.

 

   Es por eso que pensamos que Ramírez no se está yendo porque él quiere, sino porque el equipo lo está presionando para hacerlo. Lo de la falta de títulos es una excusa muy pobre porque, repetimos, él generó los mejores resultados que el conjunto ha visto en los últimos 20 años.

 

   Él declaró que quiere tomarse un merecido descanso y que tiene 3 hijos pequeños a los que quiere dedicarles más tiempo, cosa que es cierta, pero también lo es que siempre asumió su cargo con la ilusión de un novato que está jugando béisbol profesional por primera vez y que su deseo de ganar un título con el conjunto nunca desaparecerá.

 

   Habrá que esperar para ver qué le depara el futuro al criollo, pero no dudamos que será algo bueno, pues la fama, el respeto y el cariño que se ha ganado en Japón son inmensos y seguramente le abrirán muchas puertas interesantes.